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# 2 A LA MILIATANCIA DE COLOMBIA HUMANA EN CALDAS
Julián Mejía Botero publicó una columna en # 1 A LA MILIATANCIA DE COLOMBIA HUMANA EN CALDAS
a la militancia de COLOMBIA HUMANA EN CALDAS (#1) Hola gente, les escribe Julián Mejía Botero, director de la Escuela política Alternativa y coordinador del Nodo Departamental “Colectivo Progresistas Caldas”, creado desde 2011, en el seno del Movimiento Progresista, que fue la organización que surgió de nuestro retiro del Polo Democrático Alternativo. El Movimiento Progresista fue el que propuso a Gustavo Petro para la alcaldía mayor de Bogotá (la campaña se llamó Bogotá Humana) y que convocó la campaña presidencial de Petro en 2018, campaña que se llamó Colombia Humana y que dio origen a nuestro PARTIDO POLÍTICO COLOMBIA HUMANA. Como Partido en 2021 convocó al Pacto histórico, que nos llevó a la presidencia de la República. Para los militantes y simpatizantes del PARTIDO COLOMBIA HUMANA, en particular a los del departamento de Caldas, quiero expresar, con base en mi conocimiento interno del Partido, y de la muy larga y continua experiencia en este proceso, lo siguiente: Colombia Humana TIENE ESTATUTOS, con ellos se fundó el Partido en 2018, y se inscribió en el Consejo Nacional Electoral (CNE) para el trámite de la personería jurídica, reconocida en 2021. Esos estatutos establecen dos (2) espacios de decisión: la asamblea municipal y la asamblea nacional, con delegados de las asambleas municipales. Es claro que la propuesta ideológica del Progresismo, y su compromiso con el cambio de la política tradicional, le dan valor a la participación activa del ciudadano, a través de los NODOS, las CAUSAS SOCIALES y de las ASAMBLEAS MUNICIPALES. No existe la figura de “jefe”, “ungido”, “enviado” o cualquier otra figura que tenga autoridad o mando sobre las decisiones de los colectivos municipales. Por ello no es válido ni aceptable que algunas personas (más de una) invoquen esas condiciones para intentar direccionar la voluntad de los colectivos en favor de una u otra posición personal, y de interés particular o de grupo, con miras a posicionarse en el contexto de la asamblea nacional o de aparecer como “salvadores” de un caos que ellos puedan crear. Invito a los militantes de Colombia Humana a continuar el proceso de organización interna de los nodos que agrupan la militancia, y que continúen con la formación y organización privilegiando el municipio, que es donde estamos llamados a transformar constructivamente la realidad en el día a día. Los vientos de cambio que llevaron a Gustavo Petro a la presidencia deben verse en cada comuna, barrio y vereda de cada municipio, y en cada nodo del Partido, y en cada persona que, entendiendo lo que significa la militancia en COLOMBIA HUMANA, decide sumarse al “ventarrón del cambio”. Necesitamos organizarnos en forma autónoma, con conocimiento de causa, con claridad en el poder que tenemos como organización política y, muy especialmente, debemos organizarnos en el espacio local, con nuestra gente, de frente a nuestros problemas concretos y a nuestros sueños posibles. Los vientos del cambio no significan cambiar de arriero sino dejar de ser rebaño. El poder político del ser humano es individual e indelegable y el poder político se construye seduciendo y concertando, no manipulado ni amedrentando. Defendamos las autonomías construidas alrededor de los acuerdos, en este caso del estatuto y de la decisión de la asamblea de 2020 que conformó grupos de trabajo como el nodo nacional político y electoral para proponer reformas a los estatutos, y como la comisión de ética, encargada de proponer un nuevo código de ética que refleje nuestra filosofía y nuestra madurez política. Ser encargado de una tarea no convierte a nadie de Colombia Humana en jefe de nadie, ni en dueño del proceso, en especial si esa tarea es de una campaña en la que participan otros partidos y organizaciones sociales y comunitarias diferentes a Colombia Humana. Julián Mejía Botero Coordinador Colectivo Progresistas Caldas. 020 comités de impulso.pdf 021 asambleas mpales.pdf 022 asambleas mpales 2.pdf- 1 comentario
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En noviembre del 18 más de 3.000 personas de todo el país nos reunimos en la plaza Bolívar de Bogotá y aprobamos los estatutos iniciales, elegimos las directivas provisionales (Gustavo Petro: presidente) y constituimos el Partido Colombia Humana. En noviembre del 20 se realizó en Barrancabermeja el encuentro “nación regiones” y se evaluó el estado del proceso: seguíamos sin reconocimiento legal y era frecuente que se confundiera el ‘petrismo’ o el ‘progresismo’ como militancia en Colombia Humana. En septiembre del 21 reconocen la personería jurídica y nos dan 3 meses para llenar requisitos. Como estábamos en campaña no se logró, y se convocó a una asamblea en diciembre del 21 para solicitar plazo hasta noviembre del 22 y llenar los requisitos. Colombia Humana es un Partido político legalmente reconocido y en vísperas de una Asamblea Nacional que definirá su estructura, su dinámica y su futuro. El progresismo le ha aportado al Partido un marco ideológico que lo caracteriza y que lo diferencia de los otros partidos, incluso de sus aliados del pacto histórico. Esa ideología propia lo lleva a plantearse formas organizativas propias y diferentes: se renuncia a la forma piramidal para promover una participación activa, directa, empoderada y cotidiana en los asuntos políticos de sus militantes y sus comunidades de interés. Para ello se definen los NODOS y las REDES y las CAUSAS SOCIALES como forma de articular la militancia partidista y el ejercicio cotidiano de la política. Las redes son la integración de nodos, y se convierten en nodos de una integración más amplia. El Partido Colombia Humana será un nodo de la red latinoamericana de partidos progresistas, red que a su vez es un nodo de la internacional progresista. Pero nuestro interés está en la conformación de los nodos en los municipios. Un nodo es un grupo de personas (mayores de 14 años) que se integran, por ejemplo, por razones de vecindad (manzana, barrio, vereda, sector, etc.), afinidad (por temas de interés y causas sociales, etc.) o pertenencia (grupo poblacional, condición de vida, etc.). La razón que los una se incluye para indicar que habrá una, independiente de cual sea. En la conformación del NODO se deben dar: - el acuerdo sobre su misión: metas, objetivos, tareas y/o propósitos; - la definición de la estructura interna: responsabilidades y funciones (coordinación de reuniones, vocería para la integración, reseña de la memoria escrita del proceso; cargos rotativos); - Concertación de procedimientos internos (frecuencia de reuniones, sitios y horas…). Los NODOS se deben caracterizar por ser asociaciones voluntarias (confianzas), autónomas (empoderamiento), vinculadas (redes y causas sociales) y proyectadas (germinadores de nuevos nodos). Como la tarea es organizar la casa para aportar a la construcción de los pactos locales es bueno dejar claro que, a la fecha, de acuerdo a las normas del CNE la afiliación a un partido político es personal y por escrito, y que en este momento el nivel estatutario habilitado para esa afiliación es el municipal. Julián mejía Botero, agosto de 2022
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Como si fuéramos muchos hilos de diferentes colores y formas que han tejido una manta que nos arropa a todos, en Colombia Humana creemos que es posible un nuevo modelo político, social y económico, justo y democrático. Solo tenemos que aprender a tejer esos hilos en función de ese proyecto político de gobierno amplio e incluyente, en el que todos podamos ser lo que somos y nos ayudemos a ser mejores. Cada hilo encuentra su lugar en el tejido. Los puntos de unión de los hilos los llamaremos nodos. El NODO, por definición, es el PUNTO DE ENCUENTRO (físico y/o virtual) entre personas amigas, vecinas, colegas… que comparten intereses comunes. No hay un nodo más importante que otros, ni hay personas más importantes que otras en el NODO. Cada nodo es importante, así como cada uno de nosotros es importante por sí mismo. Los “parches”, “combos” o “colectivos” de militantes, los nodos, que se unen con otros nodos para la consolidación de este proyecto forman una RED. A manera de propuesta desde la Escuela Política Alternativa (EPA Caldas) y el Colectivo Progresistas Caldas se presentan unas características básicas de los nodos: - Se conforma con 5 personas y, ojalá, máximo de 9. Si son vecinos, amigos, colegas, y/o comparten intereses, ayudará a que las reuniones sean agradables y productivas. Debemos superar las montoneras. No es “recoger gente para mostrar”, es asociarnos con los que queramos para aportar desde donde podamos, sepamos y queramos. - Una persona coordina el NODO (cuando esté reunido -coordinador-). Otra persona (relator) hace la memoria escrita (acta) de las reuniones. El NODO escoge su vocero para que lo represente en las reuniones con otros nodos (su misión es circular información). - Cada NODO decide sus propias reglas: reuniones, temas de interés, tareas asumidas y cómo evaluarlas, vocerías y espacios en los que participa…; desde el Colectivo Progresistas Caldas, la Escuela Política Alternativa y desde ColHum se propone que las funciones de vocero, coordinar y relator (y las demás que se decidan) se roten para aprender y empoderarnos todos. - Los NODOS y sus integrantes se inscriben en la base de datos de Colombia Humana en el municipio, para formar la RED municipal, que se convierte en el NODO MUNICIPAL de la RED Departamental de COLOMBIA HUMANA CALDAS. Las asambleas en Colombia Humana, según el estatuto, deben hacerse cada 3 meses, con el fin de evaluar los planes de acción trazados en la anterior asamblea y trazar planes de acción para el trimestre. Es la oportunidad para construir, revisar y ajustar el derrotero, el plan de acción y las estrategias trazadas, y para rotar también las tareas de coordinación municipal. En Colombia Humana las rotaciones no son una sanción (como sucede con los que se creen dueños de los procesos, hasta que los bajan) sino la oportunidad para que aprendamos y nos preparemos para lo que nos corresponde: ser y ejercer el poder público en nombre de Colombia Humana y comprometernos con el cambio para ser mejores, estar mejor y vivir mejor. Para lograrlo es necesario y urgente que nos organicemos y pensemos en los pactos locales. Julián mejía Botero, agosto de 2022
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COLOMBIA HUMANA, EL RETO DE SER MILITANTE: Nota # 2
Julián Mejía Botero publicó una columna en AHÍ LES QUEDO
En 2018 se conoció el nombre de Colombia Humana asociado a la campaña presidencial de Gustavo Petro. Muchos que apoyan y votan por Petro, que se identifican con el progresismo, o que “les conviene hacerlo”, se declaran “de Colombia Humana”. Hoy algunos que participaron en asambleas o reuniones invocan su “posición” en comisiones o sus “cargos” para decir que son los “auténticos” militantes de ColHum, y hay quienes invocan supuestas “delegaciones” de Gustavo Petro y hasta se declaran “dueños” de Colombia Humana y le prohíben a otros usar ese nombre. En las memorias del encuentro organizativo “Nación – Regiones” (2021) se recomienda, a la hora de resolver quién es militante de ColHum, tener presente que “la actividad de los militantes no se limitan a las actividades requeridas durante las elecciones, sino que debe ser un estado de práctica, un quehacer permanente". Eso nos da pistas. Los estatutos del Partido ColHum privilegian la participación activa y cooperadora, asociada a las causas sociales y a los NODOS y REDES como partes de una estructura plana que promueve, permite y fomenta la participación activa de los militantes en la transformación de la realidad, y no solo en las tareas de las campañas electorales. Es una propuesta alternativa a la estructura piramidal propia de las organizaciones neoliberales y de los partidos tradicionales. En s pirámides (modelo burocrático) los que “mandan” está en el vértice superior y los demás estamos en la base de la pirámide. Con esta estructura se pretende neutralizar la manipulación de la información que ha sido, es y será la clave para el surgimiento de “caciques” y “ungidos” que pretendan apoderarse de los procesos de grupo. Ellos y su círculo cercano planean y deciden las acciones y las bases esperan instrucciones y las ejecutan. La información baja como instrucción y sube como rendición de informes. La comunicación proactiva o critica que sale de la base es bloqueada o distorsionada por los niveles intermedios de la pirámide. La economía solidaria y la teoría de la administración pública hablan de invertir la pirámide, de colocar las bases en la parte superior y a los que “mandan” los coloca en el vértice inferior. Incluso de habla de “mandar obedeciendo”. Pero la cultura neoliberal y la corrupción cotidiana invierten la pirámide y el gerente y su grupo terminan “mangoneando”, o el alcalde y sus “amiguis” olvidan que son “servidores públicos”. En Colombia Humana la propuesta de nodos y redes y de causas sociales se propone empoderar las bases, aprender con los otros, gestionar y administrar en colectivo recursos y oportunidades. A partir de 2022 somos gobierno nacional y en 2023 aspiramos a ser poder local. Organizar la casa y construir los pactos locales son nuestro reto. Para ello es necesario que todos y cada uno de los militantes podamos actuar empoderados, responsables y capaces de manejar recursos y dar soluciones a situaciones locales, zonales, municipales, regionales y nacionales, de acuerdo a la capacidad de incidencia y/o al ámbito en el que se actúa en representación del Partido. Julián mejía Botero, agosto de 2022- 1 comentario
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COLOMBIA HUMANA, RETOS Y PERSPECTIVAS: Nota # 5
Julián Mejía Botero publicó una columna en AHÍ LES QUEDO
Desde hace mucho tiempo los progresistas y los de ColHum estamos “empujando el bus” (convocatorias amplias), y el chofer también es nuestro; y desde hace rato sucede que cuando arranca ese bus y queremos subirnos… las sillas están ocupadas... Es cierto que para ser de Colombia Humana NO se necesita permiso de nadie, solo decencia en el ejercicio de la política. También es cierto que la militancia en Colombia Humana no es para todo mundo, es un reto: convocamos a la integración entre personas y grupos diferentes para consolidar una propuesta alternativa de gobernar. El momento actual de COLOMBIA HUMANA nos plantea el reto de asumirnos como una alternativa frente a la política tradicional, de derecha y de izquierdas. Nuestra realidad es un telar colectivo que produce una gran manta que nos arropa a todos: el tejido social. Cada grupo tiene su forma de producir hilos, darle color, trenzarlos, construir tejido social. Esas diferencias nos hacen poderosos. Cada grupo de amigos y vecinos que apoyan una causa social o que se agrupan en un NODO definen sus objetivos, reglas y procedimientos, y luego, con otros nodos, crean REDES de coordinación. La idea es tejer redes horizontales, democráticas, respetuosas de la diferencia. Redes que se opongan al unanimismo (todos pensando lo mismo), a la subordinación y a la dependencia (de grupos o de “caciques”). Como alternativos preferimos coordinar, colaborar, apoyarnos. También se entiende, y esa es la base de la propuesta PROGRESISTA, que juntos podemos ser mejores, estar mejor y vivir mejor. Por eso adoptamos los NODOS (grupos de personas que se apoyan entre sí) y las REDES (comunicación entre grupos para acompañar y apoyar). En Colombia Humana le apostamos a construir en colectivo, con autonomía y coordinando. Buscando respuestas amplias que conviertan nuestro accionar político cotidiano en ese telar en el que tejemos juntos la inmensa manta multicolor que nos cobije a todos: un nuevo modelo social, político y económico. Privilegiamos el compromiso sobre la disciplina, preferimos la colaboración a la competencia, promovemos la participación y descartamos las jefaturas. El reto es tomar la iniciativa en la acción política local, la acción transformadora de la realidad cotidiana, la que construye los pactos locales. El reto es superar lo que impida que las personas aprendan a participar y que sean activas, propositivas y decisorias. Entendamos que tejer en colectivo una manta que nos cobije a todos, un nuevo modelo social y económico incluyente, justo, solidario, humano, significa que aprendamos a concertar, coordinar y colaborar entre nosotros y con los otros, respetando los derechos, las libertades y las dignidades de los demás. Eso es ser alternativos al modelo hegemónico y unanimista que habían impuesto los grupos narco-mafiosos que se habían tomado el poder público en Colombia. Son los tiempos del cambio y por ello en Colombia Humana debemos organizar la casa y promover los pactos locales. Julián mejía Botero, agosto de 2022-
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Colombia Humana nace en una época caracterizada por la corrupción “naturalizada” como alternativa para conseguir votos, fortalecer grupos y enriquecer personas. Es lo que llamamos la política patrimonialista y sostiene a los acumuladores de tierras y de riquezas, manteniendo el poder político en manos de personas, familias o clanes determinados en cada región del país. Muchos de esos clanes han hecho alianzas con grupos y sectores responsables de asesinatos, desplazamientos y acumulación ilegal de tierras. Esos grupos de poder son también dueños de inmensos capitales, muchas veces asociados al narcotráfico. Y han conseguido controlar el aparato judicial, el que han utilizado para atacar opositores y críticos y para garantizar la impunidad para los suyos. Colombia Humana nace cuando el neoliberalismo disuelve conceptos como la solidaridad y la cooperación, y su ritmo de depredación nos condena a una crisis que afectará en especial a los más pobres y los más necesitados. La exclusión, la segregación, la explotación, la inequidad, la injusticia y las hegemonías de los clanes mafiosos fueron algunas de las razones que generaron levantamientos armados en momentos en los grupos de poder no daban muestras de querer siquiera compartir el poder. En la medida en que el pueblo colombiano empieza a entender la perversidad del establecimiento, los abusos del régimen y la cultura mafiosa que de la mano del narcotráfico se instalaba en Colombia, en esa medida nace Colombia Humana como una respuesta a las aspiraciones de cambio por la vía democrática, que desde hace mucho tiempo acompañan al pueblo colombiano. Las luchas sociales, las reivindicaciones gremiales, las reclamaciones de las mujeres y de los jóvenes, entre otros muchos sectores, fueron señales del nacimiento de esa cultura política que hizo posible que ese sueño de cambio que se traía desde los años 70 encontrara las condiciones para iniciar el proceso. Colombia Humana nace comprometido con el cambio. Esa buscada de las condiciones para ofrecer alternativas es lo que hace que Colombia Humana se enfrente al aparato del poder represivo, excluyente, explotador, mafioso y guerrerista. No ha sido fácil el recorrido que hoy entrega a Colombia una propuesta nacionalista, progresista, democrática y pacifista. Ese legado nos compromete más allá de la búsqueda de reconocimientos y retribuciones. Nos compromete para que entre todos cambiemos la historia de Colombia. La tarea hoy, como alternativa de cambio que somos, es que Colombia Humana se organice (organicemos la casa) y nos formamos para proponer y liderar los pactos locales. Julián mejía Botero, agosto de 2022
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EL PODER POLÍTICO CIUDADANO DESDE LA VISIÓN SICOLÓGICA
Julián Mejía Botero publicó una columna en AHÍ LES QUEDO
ESCUELA POLÍTICA ALTERNATIVA (COLECTIVO PROGRESISTAS CALDAS): DOCUMENTOS PARA LECTURA Y ANÁLISIS Este ensayo propone como tesis que la base del poder político es la persona, y que si se pretende construir una sociedad más justa, equitativa y progresista que la que hoy se tiene en Colombia, será desde el empoderamiento del individuo y no desde las instituciones o desde los grupos de poder que asumen la vocería. El ensayo se plantea abierto al público y está pensado para ser compartido en redes sociales, lo que implica que su comprensión debe estar al alcance de muchos, y que el filtro de aceptación será, tal vez, el interés que los lectores manifiesten por el tema. La demostración de la tesis propuesta se apoya en argumentos de Sicólogos que han abordado el tema de la Sicologia Política, y de ellos se retoman los análisis hechos sobre el compromiso de la persona en la definición de los asuntos públicos y en el manejo que se le da a situaciones como el conflicto armado, uno de muchos tópicos asumidos por ellos que muestran la preponderancia del poder individual en la construcción de las políticas públicas. Para iniciar es necesario dejar en claro que Sicología Política no es lo mismo que políticas sobre Sicología o que Sicólogos participando en política. La Sicología Política es un campo de acción de esa profesión; y desde la óptica de la Sicología del comportamiento (norteamericana) su objeto de estudio gira alrededor del comportamiento electoral y el marketing político; desde el sicoanálisis (más europeo) el punto de encuentro de la Sicología y la Política está en el poder. En Latinoamérica se ha avanzado en definir un enfoque para el desarrollo de ese campo del saber. Una síntesis del proceso se presenta a continuación. La sicóloga venezolana Maritza Montero[i] (2009) propone como área de interés de la Sicología Política “la reflexión que la persona hace sobre las normas sociales, los mecanismos de poder con los que se le imponen esas normas, los recursos comunicativos, persuasivos y de fuerza involucrados en el proceso de normalización” (una especie de ajuste, de armonización del comportamiento del individuo con relación a las normas del grupo). El sicólogo colombiano Álvaro Díaz[ii] propuso como tema central de la Sicología Política “el ejercicio instituyente de la ciudadanía en marcos instituidos[iii]”, entendido como el ejercicio de reflexión que la persona hace para construir su ciudadanía en concordancia con un esquema normativo (leyes), social (prácticas) y afectivo (redes de afectos y relaciones) ya establecidos. Díaz lo explica así: la persona construye su subjetividad política (su propia construcción) al reconocerse como integrante de una colectividad en la que asume una corresponsabilidad social que entendemos como “lo político” y “la política”, es decir la forma en que el individuo se relaciona con los asuntos que son de interés general y que por tanto afecta a los integrantes de la colectividad. Esa reflexión, dice Díaz, es la que le permite a la persona asumir posiciones y/o emprender procesos transformadores en los que estarán involucradas sus subjetividades, incluyendo sus conceptos y emociones. La idea de que el poder político radica en la persona se explica un poco más desde otros Sicólogos Políticos colombianos, con base en el análisis de un fenómeno social presente y doloroso: el conflicto armado en Colombia. En uno de sus trabajos Nelson Molina (2005) llamó la atención sobre la importancia que ha tenido la guerra en el imaginario ciudadano sobre lo político y, en particular, llama la atención sobre un fenómeno cierto y significativo: la resistencia comunitaria[iv]. Hablando del conflicto armado Edgar Barrero (2006) define la génesis del problema en el hecho cierto en Colombia de que el Estado no brinda las condiciones mínimas necesarias para el ejercicio de la actividad política democrática e incluyente, generando con ello las condiciones para que el conflicto (tensiones no resueltas) deje de ser creador y dinamizador de procesos y se transforme en generador de muerte y destrucción por el no reconocimiento del otro y la falta de respeto por las diferencias ideológicas[v]. A continuación se cita, textual, a Julia Suárez (2006), que plantea que “la lógica guerrerista de los actores armados ha permeado la sociedad colombiana; los conflictos ya no son resueltos transformando las diferencias, el otro no es reconocido, por el contrario, es negado y convertido en enemigo. De manera paradójica, uno de los efectos de esta lógica es el anhelo de paz; se la desea, pero a la vez se apoyan y se generan acciones de violencia; surge entonces una doble moral en la que se justifican los actos violentos hacia los otros, pero se condenan cuando recaen sobre nosotros; emerge lo que Suárez, (2006) denomina la totalización del significado, cuando se legitima la persecución política a grupos y personas que defienden valores morales, ético y políticos diferentes a los dominantes”[vi]. Apoyado en los aportes de estos Sicólogos Políticos, referidos en este caso al conflicto armado colombiano, se empieza a entender cómo funcionan las lógicas del poder cuando están al servicio de los intereses de grupos particulares. Se ha enseñado a respaldar unas violencias y repudiar otras (siendo el establecimiento quien decide cuál es la violencia “buena” y cuál no) y las estrategias comunicativas (la repetición de conceptos hasta que se asuman como verdaderos; la pos verdad y su “todo vale”) son básicas para la implantación de esas lecturas amañadas de la realidad. Así las cosas, el conflicto –tensión entre partes con intereses contrarios- deja de ser una oportunidad para el diálogo y la evolución y se convierte en la excusa perfecta para negar las condiciones mínimas del ejercicio de la actividad política democrática e incluyente, y para negar y/o aniquilar al opositor, al contrario o al que simplemente opina diferente. Pero el espíritu rebelde o la condición de víctima –o el temor a serlo- lleva a las comunidades a resistir, a generar, desarrollar y mantener actitudes para sobrevivir. Esa es la realidad colombiana actual, pero no es la que se “tenga” que soportar. Por eso en las comunidades surge la “rebeldía[1]”, que se expresa de muchas formas: - negando o pervirtiendo los conceptos que lo enfrentan con el poder (orden, justicia, gobierno, leyes…); - desconociendo o violando las leyes imperantes (las de tránsito, las de convivencia, las de…); - conviviendo con la ilegalidad o la inmoralidad sin generar “culpas”, porque “ellos” son peores; y - condicionando sus relaciones sociales, comunitarias, familiares y afectivas a objetivos claros: lo conveniente y lo fácil. Esa es la cultura mafiosa[2], la que permite vivir en medio de una realidad violenta, aunque añorando la paz, con la esperanza de que “el padrino” (el que sean que encarnen el poder que conviene) nos proteja de esas violencias que nos pueda afectar. Se retoma lo dicho por Álvaro Diaz: que la Sicología Política busca comprender cómo el individuo instituye su ciudadanía en una sociedad ya instituida. Se puede decir que es una sociedad ordenada a la medida de los grupos de poder. De lo anterior se deduciría que la sociedad influye en el tipo de ciudadano que genera[3]: - La libertad del individuo está sojuzgada por el criterio del orden establecido; - Conceptos como unidad y lealtad han convertido la diferencia en indeseable y muy cuestionable; lo público se entiende como sumisión al orden establecido; - Se ha renunciado a que la persona se sepa y se asuma como la fuente del poder político y a que participe en lo público; para ello se apela a argumentos como: la política corrompe, todos roban, a mí nadie me dio nada, etc. La tarea es lograe que las personas se den cuenta de los juegos macabros en los que estan inmersos, que se revelen y asuman su papel como seres humanos, como colectivos, como solidarios, y decir (quererlo, pensarlo y hacerlo) que retomen el control de lo político público para devolverlo al cause lógico y natural: el servicio al público y la protección de los más necesitados. Para para reforzar la tesis propuesta de que el poder político radica en la persona, incluyendo su condición de ciudadano (el individuo en el colectivo), lo que lo hace corresponsable de las decisiones políticas, las que afectan al colectivo, se retoma a Barreto y Borja (2007) quienes afirman que “si bien es claro que los grupos armados[4] crean marcos de justificación del uso de la violencia para obtener objetivos políticos, la paz en Colombia necesita no solo del rechazo a la violencia sino de condiciones de igualdad social y de protección de los ciudadanos que posibiliten la convivencia, afirmación compartida por numerosos estudiosos del conflicto armado en el país”[vii]. Se puede concluir que no hay soluciones simples a situaciones complejas y que la paz en Colombia no será el resultado de acuerdos entre actores armados (gobierno y guerrilla) sino que requiere que millones de colombianos ejerzan el poder político; millones que se emocionen con la idea de una paz con justicia social y que asuman posición en pro de alcanzarla; millones de colombianos que reflexionen sobre cómo hacerla posible, y que actúen en consecuencia. Y algunas de esas acciones han de ser, sin duda, la resistencia[viii], expresada en la búsqueda de posibles gobernantes para que en nombre de esa ciudadanía ilusionada le den cabida al reconocimiento y el respeto de las diferencias, incluyendo las diferencias ideológicas, y para que contribuyan al desmonten de ese chip que han instalado en la ciudadanía según el cual nada cambia y nada cambiará en la realidad social, económica y política de un pueblo gobernado por unas élites excluyentes, injustas y corruptas, por lo que resultaría utópico pensar que en Colombia puedieran ser posibles la equidad, la justicia social y el progreso de la sociedad en general. Si es bien cierto que en la democracia colombiana generalmente los cambios estruturales se promueven desde las instituciones con capacidad de influir en la realidad económica, política y social del país, tambien es cierto que esas instituciones solo evolucionarán cuando se logren dos condiciones: - que se rompa la totalización de del significado del que habla Julia Suarez, con lo que tendrá cabida la idea progresista de que la diferencia es la que hace fuerte al grupo de ciudadanos interesados en la política en general y en los cambios en particular, para lo cual se debe aprender a reconocerla y respetarla, como un acto de rebeldía contra el orden establecido; y - que se asuma (se piense, se quiera y se haga) que solo así, conviviendo en la diferencia como un acto político alternativo, será posible construir entre todos el país soñeado y merecido. JULIÁN MEJÍA BOTERO, Sicólogo y Trabajador comunitario. [1] Una forma de resistencia al orden establecido que se pretende imponer como “normal”. [2] Caracterizada por la interiorización de la necesidad de un “padrino”, un salvador que ofresca como dadiva lo que en otras circunstancias son derechos: la posibilidad de estudiar, la atención en salud, la oportunidad de trabajar, el acceso a la recreación, la protección de niños y ancianos… y hasta la misma vida. [3] En Sociología se habla de instituciones normalizadoras: la familia, la iglesia, la escuela, el mercado… [4] Nota propia: Grupos armados son el ejercito nacional que defiende los intereses del establecimiento y las guerrillas y todos los otros grupos que también se le oponga por la vía armada. [i] Maritza Montero es licenciada en Psicología por la Universidad Central de Venezuela, Magíster en Psicología por la Universidad Simón Bolívar y Doctora en Sociología por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de la Universidad de París. Durante su carrera dictó clases en la Universidad Central de Venezuela y se dedicó a la investigación en Psicología comunitaria, utilizando la metodología Investigación-Acción-Participativa y estudiando el fenómeno de la Polarización política, además de desempeñarse como editora asociada del American Journal of Community Psychology. Su obra ha influenciado el trabajo de otros psicólogos latinoamericanos como: Ignacio Martín-Baró, Pablo Fernández y Yorelis Acosta. Entre los años 1999 y 2005 dirigió un posgrado en Psicología Clínica Comunitaria en la Universidad Católica Andrés Bello. En el año 1995 recibió el Premio Interamericano de Psicología, otorgado por la Sociedad Interamericana de Psicología y, en el año 2000, el Premio Nacional de Ciencias mención Ciencias Sociales de Venezuela. [ii] Doctor en Ciencias sociales, niñez y juventud de la Universidad de Manizales –CINDE. Magíster en psicología comunitaria, Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Magíster en Educación, Universidad pedagógica Nacional. Magíster en Filosofía, Universidad INCCA de Colombia. Psicólogo, Universidad INCCA de Colombia. Profesor Titular del Departamento de Humanidades e Idiomas de la Universidad Tecnológica de Pereira. [iii] Díaz, A. (2012). Subjetividad política y psicologías sociales críticas en Latinoamérica: ideas a dos voces [Entrevista con el psicólogo cubano Dr. Fernando González Rey]. Universitas Psychologica, 11(1), 325-338. [iv] Molina, N (2005) Resistencia Comunitaria y Transformación de Conflictos. En Reflexión política, diciembre, vol. 7 No. 014. Universidad Autónoma de Bucaramanga. Bucaramanga pp. 70-82. [v] Edgar Barrero Cuellar (ed) Julio Roberto Jaime Salas (Comp.) Bogotá, Cátedra Libre Matín Baró, pp 159-178. [vi] Stella Sacipa R., Claudia Tovar G., Laura Sarmiento, Angélica Gómez et María Paula Suarez. En La psicología política en Colombia, 2014 [vii] Barreto, I., y Borja, H. (2007). Violencia Política: Algunas consideraciones desde la Psicología Social. Revista Diversitas. Perspectivas en Psicología. 3. (1). pp. 109-119.ISSN: 1794-9998. [viii] Molina, N. (2004) En: Athenea Digital - num. 6. Resistencia comunitaria y transformación de conflictos. un análisis desde el conflicto político-armado colombiano. En este artículo define la resistencia como “la estrategia que ayuda en la transformación del conflicto porque imprime cambios en la comprensión del objeto por el que las comunidades atan la disputa y, en consecuencia, estimula el movimiento en las relaciones comunitarias hacia nuevas alianzas o trayectorias posibles”