
Todas las estrategias encaminadas a la erradicación de la drogadicción deben ser pre concertadas con la comunidad, para que se tracen, desde las líneas bases de los respectivos sectores sociales, los planes locales derivados del enfoque diferencial aplicado, y que estos planes sean monitoreados por equipos integrales expertos en la materia.
Por lo que también, es preciso sugerir que, en el tema específico de la drogadicción, es necesario clasificar a la población suceptible en dos sectores:
Uno seria el sector de los que aún no han consumido droga, para que accedan a programas de prevención.
Otro sector sería el de los consumidores, para que accedan a programas de tratamiento.
La intención de enfatizar en el comportamiento del joven en situación de drogadicción, no es más que, la de aclararar a la sociedad y comunidad en general, que la drogadicción no es la consecuencia del ámbito social, más bien, es la causa del deterioro social, razón por la cual, es necesario reconocer el comportamiento de la problemática para no recaer en el error de las soluciones inapropiadas que solo dan cabida a los desgastes y detrimentos financieros, y por supuesto, al avance la problemática de referencia.
El individuo en situación de drogadicción debe ser tratado por equipos de profesionales expertos en el tema, iniciando por un periodo de desintoxicación, seguido de una orientación psicológica para restablecer el principio ético del respeto por los demás, y luego capacitarlo laboralmente para que a través de una actividad logre ofrecer un servicio a la sociedad y que la retribución a este servicio se convierta en su insumo de subsistencia.
Luego de que se haya agotado este proceso de rehabilitación y resocialización, es posible que surtan efectos los demás programas alternos de tipo social, tales como: la inclusión al deporte, subsidios alimentarios, subsidios para emprendimiento, subsidios educativos, capacitación colectiva en salud, incorporación a espacios laborales, convocatorias para el desarrollo de capacidades, entre otros.
Es necesario aclarar y precisar que, mientras se está en situación de drogadicción, cualquier programa de interes social y complementario que se dirijido al individuo en situación de drogadicción, no surtirá el efecto deseado y mucho menos contribuirá a la rehabilitación del paciente, sin que éste no haya sido tratado con anterioridad por profesionales expertos en el área y en instituciones idóneas que cumplan con la capacidad física, técnica y operativa que obedezca a las necesidades del paciente.
Luego entonces, podríamos ubicar la drogadicción como un factor coincidente que a su vez genera un efecto coincidente en todo el País, Razón por la cual, presta los méritos suficientes para enmarcar dicha problemática en una política de gobierno que permita la creación de un modelo de atención serio y que imperativa mente logre articular a todos los demás programas sociales e instituciones en pro de garantizar una intervención con calidad.
No obstante, la intención de esta publicación es que el lector se dé la tarea en seguir analizando sobre otros posibles factores que sean igual o mayormente coincidentes en el territorio, y que también generen consecuencias asentuadas frente al deterioro del tejido social en nuestras comunidades.
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