Saldar la deuda histórica que el país tiene con los docentes de Colombia. La docencia debe ser una profesión y como tal, debe tener una dignidad que se vea reflejada en un reconocimiento social; un respeto hacia el maestro y por supuesto, un salario digno basado en su experiencia, estudio y evaluación. Debe existir una evaluación justa y que recompense el esfuerzo y la continua mejoría. El estado debe promover diferentes programas de capacitación internacional de sus docentes para que ellos se enriquezcan con los modelos educativos de otros países para que luego los ejecuten en nuestro país. El estado debe ver a sus maestros como promotores directos del cambio que el país necesita y por lo tanto debe crear políticas de estado para garantizarle a los maestros completo apoyo a las propuestas y necesidades que ellos tengan.
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