En Colombia los humedales son ecosistemas vitales por su oferta de bienes y prestación de servicios ambientales, cumpliendo una función estratégica, dentro de las principales se encuentran la regulación de ciclos hidrológicos y biológicos, zonas de amortiguación y control de inundaciones, reposición de aguas subterráneas, remoción y control de sedimentos, estabilización de costas y protección contra tormentas, controladores de erosión, retención y exportación de sedimentos y nutrientes, sirven de corredores biológicos de especies migratorias, hábitat de especies de fauna y flora, áreas de apareamiento, reproducción, alimentación y crecimiento de especies hidrobiológicas y de importancia pesquera, reservorios de biodiversidad, además de ser zonas de aprovechamiento económico de las comunidades de pescadores artesanales, zonas de recreación y turismo, mitigación del cambio climático y adaptación a él.
A pesar de la creciente información que se ofrece sobre valores, atributos y funciones de los humedales, son en la actualidad uno de los ecosistemas más amenazados en la cuenca del Rio Magdalena, por las diferentes actividades antrópicas no sostenibles, y en donde estos ecosistemas fueron o son representativos, están siendo destruidos y/o alterados sin tener en cuenta que los impactos ambientales derivados de esta intervención pueden tener efectos de largo plazo que afecten la calidad de vida de la población y del ambiente en general.
Los complejos cenagosos de la cuenca del Río Magdalena en los últimos años, presentan un deterioro acelerado, agudizándose en forma vertiginosa, debido al aumento de su contaminación, la colmatación por sedimentación, la sobreexplotación de sus recursos naturales, la deforestación de las cuencas aportantes y de sus playones, la alteración antropogénica y natural de la hidrodinámica entre el río y las ciénagas, al asentamiento normal y subnormal de poblaciones de pescadores en sus riberas y a la poca conciencia, sensibilización y cultura ambiental de sus moradores de forma tal, que no ha permitido enfrentar esta problemática de manera planificada y organizada, todo esto aunado a las alteraciones climatológicas de los últimos años y que se agudizan cada vez más (Naranjo, et., al. 1999).
El deterioro acelerado de las ciénagas, que son los ecosistemas estratégicos para el Río Magdalena, por factores internos como externos inducidos en gran parte por el hombre y en algunos casos por la naturaleza, no solo ha generado un impacto en la dinámica hidráulica del Río Magdalena, sino socioeconómico de las comunidades que en ellas habitan y en las poblaciones ribereñas y en las condiciones de la pesca artesanal como principal actividad. Esta afectación es producto de una inadecuada planificación y técnicas de manejo, de la desarticulación con las políticas de desarrollo sectorial y, por consiguiente, su omisión en los procesos de planificación de los sectores económicos que determinan las decisiones, que en muchos casos los afecta.
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