Recíproco... 2'014...
Recíproco...
Viendo el Crepúsculo Vespertino/ llegó la noche abrumadora/ tú abrazándome, yo abrazándote/ nos dábamos calor, haciendo mutualismo/ no sé si era sueño, no sé si el sueño era la realidad/ lo único que sé es que estaba contigo/ dormíamos cobijados por la frialdad de la noche/ tú tenías frío, yo también/ hicimos el amor para acalorarnos un poco/ la cobija no era suficiente/ sin embargo seguía el frío de la materia obscura/ por eso decidimos dialogar para olvidar que hacía frío/ me decías que me amabas, yo también te lo decía/ me decías que no me olvidarías, yo también lo prometía/ me decías que no tenías ojos para otro, yo también te lo decía y te creía/ te hablé del Universo, y te dije que te parecías a él, tú también me lo decías/ alguien te preguntaba si te gustaba algo, tú decías que, pregúntenle a mi amado él sabe lo que me gusta y lo que no/ eres como dicen, el otro yo, mi media naranja y te reías/ yo te pregunté que por qué te reías, tú me decías que ya lo sabía/ entonces te entendí, porque tú eres yo y yo soy tú/ te comprendí porque eres mi persona de manera viceversa/ somos una unión que se divide/ en aquella noche, se observó la Luna/ tú me decías que se parecía al amor cuando brillaba/ yo te decía que era el Sol quien la alumbraba/ tú me preguntabas que si estaban casados, y yo te dije, así como nosotros/ entonces entendiste y comprendiste que sí/ por eso hablamos poco, por eso poco hablamos/ solamente nos miramos, y así nos contemplamos/ yo escudriño tu mirada, y ya se lo que me dices/ yo te decía que estudiaba tus pupilas, tú también me decías que lo hacías/ pasó un ángel frente a nosotros esa misma noche/ yo te dije ¡Qué ángel tan atractivo!/ tú me dijiste, ¡pero no como mi abrigo!/ yo pregunté, ¿Cuál abrigo?/ tú dijiste que ya yo lo sabía/ entonces comprendí y entendí que lo tenías abrazado/ y te dije, ¡tú también eres un buen abrigo!/ estábamos solos en el Universo/ es decir, éramos los únicos seres con vida en toda su faz/ entonces procedí a pintarte y esculpirte/ te hice igual y te sorprendiste/ me preguntaste, ¿Dónde aprendiste?/ y yo te dije, ¡sólo trato de describirte!/ por eso tú te pareces al Universo/ o, el Universo es quien se parece a ti/ tú me dijiste que eras el Universo/ entonces yo te pregunté ¿Dónde estoy yo?/ tú me dijiste, ya lo sabes/ entonces comprendí y entendí, que somos uno/ querías tocar el sol, pero estaba muy caliente, entonces yo te dije que mejor tocaras la luna/ pero insististe en tocar el sol y te quemaste/ sentiste el dolor, y fuiste comprendiendo la vida/ te haré caso, decías/ tranquila, yo te decía/ te quiero, decías/ yo también, te decía/ es por tu bien te decía/ verdad que tú naciste primero, decías/ así parece ser, pero no creo que sea/ ¿Por qué? Me preguntabas/ porque mi imaginación, eso es lo que tú eres/ entonces fue cuando comprendiste y entendiste que no existimos, pero que es difícil de creer/ somos ideas, somos algo subjetivo decías/ entonces yo te dije que no importa, lo importante es que creas que es verdad/ entonces fue cuando comprendimos y entendimos, que no debíamos martirizarnos, por eso procedimos a besarnos/ así olvidamos aquel frío, y nos dio la madrugada/ se acercaba una aurora magnánima/ se sentía la onda del calor que se avendría/ se trataba del Crepúsculo matutino y del sol que ya casi nos quemaba/ vino la brisa del océano/ y golpeó nuestros cuerpos, salimos y caminamos pisando la arena/ entonces nos transfiguramos, porque nos amamos/ tú me amas, yo te amo/ descubrimos la verdad con la ayuda del amor/ era inefable aquella situación/ tú me decías, ¡qué cosas tan esotéricas las del amor!/ por eso desde ese día, guardamos silencio/ ya no usamos la voz, solamente la mirada/ porque ya nos entendemos en lo absoluto/ somos el uno para el otro, yo te decía y tú me decías, pero con la mirada/ era como leernos las mentes/ porque tú ya sabes lo que yo quiero/ y yo ya sé lo que tú quieres/ somos uno/ somos Dios…
Por TÁMARA-LEÓN.
El Escribidor de La Loma del Diamante...
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