El Léxico... (2'015)

El Léxico...

Que extensa y nutrida en términos es mi lengua madre, extensa, muy extensa.

Tantas palabras que se van creando y ella va creciendo, sí, creciendo.

¡Qué bello es encontrar tantas formas, y precisas para expresar lo que sentimos, lo que necesitamos correctamente decir!

Cuando leemos ese libro que en su

totalidad son términos nuevos para uno, oh, me dañan la lectura, no mentira, pero debo tener a mi amigo diccionario al lado.

Quiero decirles algo, algo a usted apreciado lector, preste atención, sí, mucha atención.

Trataré ser lo más lacónicamente posible sin tener que hastiarlos tanto y exhumar mi espíritu dormido sacando así un poco mis entrañas reveladas hacia ustedes. Pero la abnegación de mi ser me obliga realizar actos altruistas para con mi prójimo ya que es algo que todos llevamos dentro, sí, en lo más recóndito.

Vociferando algunas cosas que quiero divulgar, sí, divulgar, porque a veces detesto ser tan silente ya que el no decirlo me hace sentir abotargado causándome a veces un poco de constipación.

Quizás a los atrabiliarios toque el corazón que late en los vivos ya que en el sepulcro es muy difícil.

No vayan y me abran una incoación que me arredre o que aumente mi intrepidez interna ayudándome salir indemne ante mis enemigos que me son desconocidos. Ya que las invectivas lanzadas junto con mis amigos revolucionarios hacia el señor de las sombras puedan tocar la susceptibilidad de su séquito.

A veces en las tertulias la garrulería me

empalaga cuando es sin sentido y llena de exabruptos.

Tratando de ser frugal en las invitaciones especiales, sí, especiales que me hacen, evitando la glotonería para no morir por gula dejándole así un espacio vacío al estómago realizando así un proceso adecuado.

No quiero incurrir en la perorata aburrida que desinteresa al lector.

Como la suasoria que tuvo Saulo de Tarso para conseguir adeptos debe ser la política de aquellas personas con un espíritu de arte.

Esos vericuetos que Cristo andó con sus apóstoles con aquel mensaje divino predicaba como todo un orador y que para los fariseos y saduceos era pura verborrea y para otros mucha elocuencia que dejaba atónitos sus oyentes gratos que escuchaban.

Como aquel estentóreo de aquel guerrero que hacia huir a los del otro bando de manera apabullante.

Como la de aquel intempestivo personaje en las conversas íntimas de las parejas.

Y la venalidad habilidosa de los comerciantes que se enriquecen gracias a ese don heredado.

Así como Pedro Navaja y Juanito Alimañas birlando en Nueva York

dañando la tranquilidad de sus ciudadanos y la fullería de estos bandidos uno de ellos finado.

Como los marrulleros y mojigatos relamidos de las castas de la región y que dan ganas de pegarle un cogotazo como hacía don Ramón con el Chavo del ocho. Como esa mujer que encontramos en los prostíbulos y que cuando para encima van los puteros ella se esparranca como si fuera aquella vez su alfa.

Y Alejandro que por haber tenido un lapsus sin estar despabilado se descoyuntó el hueso que sostiene el cuello con una resbalada.

El Magno derrengado y los triunfos que tuvo en tan poco tiempo de vida inspirando así a los poetas, sí, a los poetas.

Los pedófilos bujarrones como Garavito que no merecen tanta misericordia por su pensamiento tan demente y enfermo.

Oh, que muchacho tan melindroso para gustarle el teatro y bien amanerado pero que no lo juzgo si es que es lo que ando cavilando de él.

La luna de miel que deja tronzado a aquellos amantes que se desgastan saciando la sed de amor que los estuvo consumiendo por mucho tiempo.

Estar compungido por aquel ser querido

que yace en el Seol.

Y los contumeliosos vueltos cenizas que regresan al polvo escapándose el espíritu arrogante y perverso que en vida tuvieron.

Soy contumaz por las injusticias de crueles y bárbaros psicópatas que abundan el Congreso de la República.

Porque muchos senadores se vuelven parricidas por favores al presidente, venden la madre de forma subrepticia.

Como los esotéricos y su habla galimatiosa, quizás masones o los del jopo dan, digo, Opus Dei.

Porque si Vargas Vila viviera me tomaría un foto y una cerveza con él.

Que nuestra locuacidad sea satinada porque para eso son las palabras, sí, las palabras, parábola.

Y si hemos pimplado un poco dejemos que fluya el eco eco eco de nuestros sentidos para manumitirlos y poder obtener la felicidad en éste mundo ilusorio.

El Escribidor de La Loma del Diamante...