Ir al contenido
View in the app

A better way to browse. Learn more.

Colombia Humana

A full-screen app on your home screen with push notifications, badges and more.

To install this app on iOS and iPadOS
  1. Tap the Share icon in Safari
  2. Scroll the menu and tap Add to Home Screen.
  3. Tap Add in the top-right corner.
To install this app on Android
  1. Tap the 3-dot menu (⋮) in the top-right corner of the browser.
  2. Tap Add to Home screen or Install app.
  3. Confirm by tapping Install.

Y ella es Estrella...

Llegó él, el protagonista a un lugar donde suelen ir los hombres que buscan refugio.

Observó y analizó aquel panorama. De repente una mirada fulminante electrizó su mente.

Entonces, él, llegó hasta donde ella estaba sentada.

Se miraron ambos y él le dijo: "Hola". Preguntó su nombre y ella le contestó: "me llamo Estrella".

Muy bien dicho, te llamas, porque no es tu nombre, dijo él, es tu seudónimo; y es muy artístico, Estrella.

Él le dijo: "Mi nombre es Mengano".

Ellos conversaron un poco con el corazón acelerado ambos.

Dialogaban mientras él le brindaba un par de cervezas a la estrella de aquel sitio. Estrella fue pedida a la tarima, sí, la pedían a gritos: "¡Estrella! ¡Estrella!

¡Estrella!".

Pobre Estrella, aquella que bien estrellada

nació, pero con dotes extraordinarias, porque es hermosa.

Estrella comenzó a bailar, ella observaba fijamente a Mengano y él correspondía.

Estrella danzaba para él.

A ella Mengano le pareció interesante, y él fue la causa para que Estrella diera su mejor espectáculo.

Al terminar, muchos hombres pervertidos se acercaron a ella.

Entonces les dijo ella: "No, esta noche pertenezco para alguien, fuerzas mayores, el amor".

Ellos miraron a Mengano con desprecio y envidia.

Mengano aún no había concertado nada con Estrella.

Y ella le dijo: "Vamos, vamos porque esta noche seré sólo tuya, siento que hoy te necesito y quiero que me satisfagas esta lujuria que por ti siento".

Como cordero para degüello llegó él al lugar romántico.

Y Estrella tenía luz propia que ardía de pasión por Mengano.

Una y otra vez, una y otra vez Estrella lo desgastaba.

Entonces en aquel momento de descanso le pregunta: "Estrella, por qué lo haces, por qué no buscas otro estilo de vida, hay mejores trabajos".

Yo estudio para ser abogada Mengano,

pero, esto me gusta, me gusta la lascivia, me gusta fornicar a toda hora, cada instante, a cada momento, dijo Estrella.

Me gusta hacerlo, no con cualquier hombre, no, me gusta hacerlo con hombres que me hacen sentir enamorada con su presencia, así como tú; agregaba Estrella.

Me halagas Estrella, gracias por haberme elegido hoy para ser el amor de tu vida, sí, pero esta noche.

Pero, quisiera saber si existe la posibilidad que olvides esto y sigas tu vida con el amor de un solo hombre.

No; dijo ella, no, porque esto será hasta que muera, y mi amor es a los hombres de hermosa apariencia y figura.

También, porque si me caso no podré tirarme a todo aquel que me guste, por eso he decidido no elegir un compañero eterno, sino, uno momentáneo y circunstancial.

El matrimonio no es para mujeres como yo, el matrimonio es para mujeres que piensen como tú Mengano, en una familia, en un eterno amor.

Y si yo fuera ese tipo de mujer, te escogería a ti como hombre Mengano; así se expresaba Estrella.

Pero eres una mujer interesante, tu mente es compleja y es una lástima quererte y amarte en este espacio temporal.

Con ganas de tenerte por siempre y ser feliz con tu ser Estrella; decía Mengano. Cierto, pero ya sabes como soy, y eres el primero en realizar este cuestionamiento, por eso aún más me gustas.

Llegó el Crepúsculo Matutino. Los gallos cantaban el Aleluya.

Y ellos se despedían con besos y Mengano le dijo: "He decidido, he decidido Estrella, ser como tú eres, me acostaré con aquella que me guste y no me casaré, viviré de aventuras y la vida no me mortificaré."

El Escribidor de La Loma del Diamante...

0 Comentarios

Comentarios recomendados

No hay comentarios para mostrar.

Visitante
Añade un comentario...

Configure browser push notifications

Chrome (Android)
  1. Tap the lock icon next to the address bar.
  2. Tap Permissions → Notifications.
  3. Adjust your preference.
Chrome (Desktop)
  1. Click the padlock icon in the address bar.
  2. Select Site settings.
  3. Find Notifications and adjust your preference.