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Palabras del Libertador...

"Recuerdo cuando mandé realizar el proyecto para crear la Universidad de Cartagena. Era necesario sistematizar el conocimiento dentro de la Gran Colombia, porque necesitábamos hombres pensantes que ayudaran al progreso de nuestro Estado. Hoy día observo como los rectores y vicerrectores detrimentan mi objetivo, quisiera levantarme de mi tumba para fusilar a esos traidores, pero cuando lo intento me doy cuenta que ya no tengo cuerpo, no tengo carne y mis huesos están hechos polvos. Recuerdo que conocí a Carlos Marx cuando él estaba niño, yo viajé en aquel entonces hacia Europa porque necesitaba hablar con Napoleón, Carlos y yo conversamos un poco acerca de la sociedad y comprendí que él dejaría escrito lo que a mí se me hacía difícil explicar, él era un niño genio. Cuando estábamos en la Batalla de Boyacá yo la observaba desde la distancia, todo el enemigo quería matarme, porque la realeza dijo que aquel que lo lograra lo ascenderían a General de toda la Fuerza Militar española, observé aquel comandante enemigo que me miró lleno de odio, yo estaba montado en mi caballo blanco, entonces le hice un gesto con el dedo del medio mientras un compatriota lo hacía finado con su espada. También, después de la Independencia tuve una discusión con José de San Martín, porque él quería montar en América Latina un gobierno monárquico, yo quería que el pueblo fuera libre, total que él se fue para Europa y yo me quedé aquí disfrutando la vida. Viajé a Estados Unidos para una reunión masónica, ya que como líder de la masonería en el mundo debía estar presente, tuve una discusión acalorada con el Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica (debo aclarar), ellos querían y quieren que todo el continente Americano sea un sólo Estado, me pareció buena idea y les dije que yo mandaría ese Estado, pero desde la Gran Colombia, ellos rehusaron y dijeron que yo no y que sería desde Washington, yo me negué y les dije que sólo querían el poder para oprimir, algunos me decían dictador, sí, siempre quise tener poder, pero no para oprimir, sino para permitir que todos fueran libres, y eso sólo podía hacerlo posible con el poder en mis manos, entonces mandé a comer tres tiras de mondá al líder de los Yankees y le eché un pedo en la cara, el gas se apoderó de aquel recinto y todos allí presentes salieron fuera a tomar aire, ese día había comido fríjoles con huevo sancochado, arroz y guineo con jugo de cañafístula. Me querían matar pero allí era imposible porque se formaría un mierdero en la masonería y caería toda la estructura mundial, ellos respetaban las reglas, por eso yo le perdoné la vida al General Pablo Morillo, y lloré el error que cometí con Padilla, pero cuando intenté impedirlo ya habían acatado mi estúpida orden. Total que regresé a Cartagena de Indias, de Indias ja, ja, pero bueno. Regresé a supervisar como iba la edificación de la Universidad, la fundé, uno de mis tantos sueños realidad se hizo, cómo pasa el tiempo, ya va cumplir dos siglos. Después me marché para realizar mi proyecto más ambicioso, construir los Estados Unidos de Latinoamérica, lo que querían hacer los gringos pero a diferencia de ellos es que el poder sería de todos y para todos, no un poder elitista. Los gringos son buenos estrategas y se enteraron de mi pasión y obsesión por las prostitutas, una noche salí para el bar del Chano Romero en Sincelejo con mi cúpula y mi consentido caballo, y ahí estaba ella, me sedujo con su mirada, de inmediato fuimos al grano, con el tiempo mi médico me dijo que padecía sífilis, entonces busqué a todas con las que había tenido coito, todas estaban preñadas de mí, y hoy Latinoamérica está llena de mis descendientes, aunque no les di el apellido para protegerlos del enemigo, pero, ellas no tenían la enfermedad, entonces me acordé de ella, la que conocí en Sincelejo, fue quien me contagió y lo confesó todo, los Yankees la contrataron y le dieron una gran suma de dinero, la mandé a fusilar por traición a la Patria, mi sueño se derrumbaba, si hubiera durado treinta años más, hoy Latinoamérica fuera un Estado y potencia mundial, pero a pesar, no perdí las esperanzas y dejé inmortalizado mi sueño en un libro."

Atentamente: Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte y Palacios Blanco.

De Antonio Támara León.

El Escribidor de La Loma del Diamante...

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