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Colombia Humana

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El hospital...

Caminar aquel pasillo lleno de personas enfermas y angustiadas.

Algunas con esperanza y otras esperando un milagro.

Caminar por ese sitio lúgubre y tenebroso. Aquel lugar donde han estado tus seres queridos fallecidos.

Recordar aquel triste entonces.

Aquel inmenso dolor.

Observar ancianos en aquella camilla solos.

Solos, sin hijos, sobrinos, hermanos, solos.

Quién los cuida, quién los ampara. Como aquella señora al lado de su familiar enfermo.

Aquella agonía en su mirada.

Aquel aspecto físico de una vida sufrida y trasegada.

Sobreviviendo y sobreviviendo.

Me preguntaba, qué sentido tiene este mundo.

En el hospital, tanta gente sufriendo. Qué ha hecho el ser humano para merecer esto.

Muertos a bala, apuñalados,

enfermedades causadas por estrés. ¿Acaso el ser humano eligió llegar a la existencia?

¿Para qué ponerlo aquí, para qué?

Ni los ricos están exentos.

Qué ha merecido aquella pobre señora con la ropa desgastada y sus chanclas carcomidas.

Aquel semblante exhausto y extenuado. ¡Oh Dios mío, por qué eres inmisericorde!

Por qué permites que sufra.

Yo sé que para ti el hoy es eterno y que el tiempo no existe.

Pero para nosotros es diferente la vida. La sentimos, sentimos el mal que nos maltrata.

Somos carne, y el hoy nos agobia.

Nos agobia el hoy, nos agobia esta larga constante.

Basta ya, el ser humano no eligió estar en el mundo.

No fue voluntad del ser humano vivir en este lugar con estas paupérrimas condiciones.

Tú, nos has traído.

O danos la existencia en un mundo donde no sea necesario un hospital, una cárcel, policías entre otras.

O si vamos a sufrir toda la vida me es preferible estar en la inexistencia, en la nada.

El hospital parece ser el puente para el cementerio.

En él pude observar personas muertas en vida.

He podido observar como poco a poco se esfuma su espíritu.

El Escribidor de La Loma del Diamante...

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